Novena de Navidad

Con sus palabras, con sus gestos, con su persona entera, Jesús de Nazaret, no solo nos revela a Dios como misericordia, sino que nos permite comprender toda la historia de la salvación como epifanía de su amor entrañable, justo y fiel. Guiados por la Sagrada
Escritura, recorreremos el camino de esta Navidad como rostro de esa misericordia divina, fundamento de nuestra fe y alegría de nuestra esperanza.

Oración inicial para todos los días

¡Oh Divino Niño Jesús! Confiando en tu infinita misericordia y bondad quiero hacer esta novena para presentarte con sencillez mis necesidades espirituales y materiales. Cuando vivías entre los hombres, conversabas con tu padre celestial, en actitud confiada de adoración, alabanza, gratitud y petición. Así quiero que sea mi oración, especialmente en estos días de la novena.
Tú eres nuestro intercesor ante el Padre; tú pediste por las necesidades de los hombres. Hoy te presento nuestras necesidades, por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, concédeme la gracia que te estoy pidiendo (aquí se expresa el favor que se quiere alcanzar). Me acojo también a la intercesión de María, Madre tuya y también mi madre, para que, como Ella, me des fortaleza para aceptar y hacer siempre tu voluntad. Amén.

Oración final para todos los días

Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”.
Ayúdame a llevar una auténtica vida cristiana, para conseguir una eternidad feliz. Me entrego a ti, oh Niño Omnipotente, seguro de que escucharás mi súplica y me fortalecerás en la esperanza. Amén.

Dios padre, fuente de la misericordia

Miercoles16 de diciembre

Lectura de la Palabra de Dios: Jn 3,16-17.
Meditación: Dios es amor que se comunica y se entrega a sí mismo. Dios ama gratuitamente, perdona y ayuda hasta enviar a su Hijo a salvar lo que estaba perdido. La imagen de Dios que hoy queremos descubrir en este texto que se nos ha proclamado es la de un Padre lleno de ternura, y no la de un juez severo e inclemente. De un Dios que no ha abandonado el mundo, sino que se ha comprometido de tal forma, que es capaz de desprenderse de lo más querido y dar a su propio Hijo como don.
Hoy nos preguntamos ¿tanto valemos nosotros a los ojos de Dios? Lo que Dios en su infinita misericordia quiere es que nuestra vida no se arruine y que alcancemos la plenitud, para ello nos da a su Hijo. Quien se busca solamente a sí mismo, se cierra a Dios y corre el peligro de permanecer cerrado ante la luminosa revelación de su amor. Si no se toma en serio la voluntad de Dios, ¿Cómo se va a creer en su amor? Este amor lo alejaría de su propio egoísmo y la haría sentir todavía más su propia dependencia de Dios. Quien busca siempre la comunión de Dios a través de las obras, está abierto a la luz de su amor. Sonreír, dedicar tiempo para charlar hace bien en primer lugar a nuestra familia: Los abuelos que a veces se sienten ignorados, los niños se sienten acogidos. Este desata una cadena de reacciones, en las que la misericordia entra y sale de nuestras casas. Si la compartimos nos sentimos contentos, si la recibimos nos hace bien.
Mensaje: “Sean misericordiosos como el Padre del Cielo es misericordioso”.

Rezar un padrenuestro, un avemaría y un gloria. Villancicos.

Jesús , el rostro de la misericordia del padre

Jueves17 de diciembre

Lectura de la Palabra de Dios: 1 Jn 1,1-4
Meditación: Con el salmo 95 rezamos: “hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Nuestro Padre Dios es la fuente de la vida y la posee sin limitaciones, por eso nos ha entregado a su Hijo, se ha hecho visible y nosotros hemos visto, damos testimonio y anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó. Este Hijo nos revela esa vida y nos la comunica.
Hoy nos sentimos gozosos, porque al acercarnos al pesebre contemplamos la Vida, al Emmanuel que es el Dios con nosotros.
Que esta sea un oportunidad muy grande, para que así, como los pastores tuvieron la dicha de ver la manifestación de la vida divina, nosotros también podamos dar testimonio de esa verdad, para producir y reafirmar en nosotros la fe en la vida eterna, que es Jesús portador de la vida divina, y al mismo tiempo, el Mediador de esa vida para comunicarla a los hombres. La Palabra es la vida eterna que estaba en el Padre, y se manifestó a los hombres en la persona de Jesús. Hoy en Belén tenemos la dicha de que nuestro gozo sea completo, porque en Jesús recién nacido descubrimos el rostro de la misericordia del Padre.
Jesús de Nazaret con sus palabras, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios. Fue cercano a los pobres, a los pecadores, a los niños, a las mujeres que lloraban, a los hombres que pedían su ayuda y a sus discípulos. Este rostro de misericordia que hoy nos regala Dios Padre es el que necesitamos para aliviar nuestras penas y tristezas, para devolverle el sentido a la vida y para reafirmarnos en la esperanza, solo la misericordia puede hacernos más humanos y más creíbles en
medio de las realidades de nuestro mundo.
Mensaje: Hoy miremos como Jesús, con compasión a los demás, valoremos en las personas lo bueno que hay en ellos y expresemos la ternura a los niños, a los enfermos y a los ancianos.

Rezar un padrenuestro, un avemaría y un gloria. Villancicos.

El espíritu santo nos ayuda a comtemplar, el rostro de la misericordia

Viernes18 de diciembre

Lectura de la Palabra de Dios: Lc 2,25-28.
Meditación: La presencia del Espíritu Santo guía los pasos de los creyentes para que cooperen en la obra de salvación realizada por Cristo. Él es la guía y apoyo de la familia de Dios para ayudarla a contemplar el rostro de la misericordia. En María, el Espíritu Santo nos ayuda a contemplar el rostro de la misericordia porque llena toda su existencia, desde el momento de la Encarnación hasta el acontecimiento de Pentecostés. Porque quiere unirse a María para que de Ella nazca Jesucristo, el Hijo de Dios y diga su Sí totalmente voluntario y libre, para entregarse al Espíritu de Dios, para convertirse en Madre de Dios. En José el Espíritu Santo también nos ayuda a contemplar el rostro de la misericordia, porque es el hombre de ojos limpios y corazón abierto que aprendió día a día el arte de aceptar y acoger incondicionalmente a María, porque supo ubicarse en la noche de la vida y orientarse en las dificultades; escuchó en silencio, respetó e hizo crecer la vida que se le confiaba y espero sin prisas en la noche, a que la Palabra de Dios le indicara el camino a seguir. En nosotros la presencia del Espíritu también nos ayuda a contemplar el rostro de la misericordia, porque nos hace testigos fieles del amor de Dios y nos permite entender que ella es pilar que sostiene la vida de la Iglesia. Mensaje: Hoy agradezcamos a Dios Padre, que por medio de su Espíritu nos ha dado la alegría de recibir el perdón de nuestros pecados, que escucha nuestras oraciones, que nos llena de valentía para enfrentar el mal y que enciende en nuestros corazones el amor para ser misericordiosos.

Rezar un padrenuestro, un avemaría y un gloria. Villancicos.

Isabel, Zacarias y Juan Bautista. La familia, santuario de la misericordia

Sábado19 de diciembre

Lectura de la Palabra de Dios: Lc 1,5-25
Meditación: La Misericordia es la mirada amorosa de Dios que entra en la historia de una familia, de una persona, de una sociedad, para darle sentido y valor. Todo esto lo encontramos realizado y vivido en esta hermosa familia de los ancianos Zacarías, Isabel y del pequeño Juan, llamado más tarde Juan el Bautista.

Esta familia aun dadas las dificultades: ancianidad, sin hijos, sabe confiar y esperar en Dios, “Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor”. La misericordia comienza por vivir según el amor y los mandatos del Señor, a ser justos delante de Él y a no obrar según el mundo. Es una familia, santuario de oración, que sabe confiar, y esperar; que descubre en la vida la respuesta de su oración, y acoge silenciosamente la mirada amorosa de Dios que irrumpe en el bebé por nacer, sabe ver en el niño un “motivo de alegría y gozo. Esta familia vive en el amor de Dios y sabe reconocerlo, lo que ayuda que los vecinos lo reconozcan también.
Mensaje: Miremos en las familias que forman nuestro vecindario qué testimonio recibimos de la misericordia de Dios que nosotros vemos reflejado en el cariño que se tienen, en la preocupación de unos por otros, en la ayuda que ofrecen a los más necesitados.

Rezar un padrenuestro, un avemaría y un gloria. Villancicos.

La virgen María, madre de misericordia

Domingo 20 de diciembre

Lectura de la Palabra de Dios: Lc 1,26-56
Meditación: María, con la “dulzura de su mirada nos ayuda a descubrir la alegría de la ternura de Dios”, porque ninguno como Ella ha conocido la profundidad del Misterio de Dios hecho hombre, Jesús el Rostro de la Misericordia del Padre. Como Ella, aprendamos nosotros a mirar con profundo amor a su Hijo Jesús. Es María quien nos trasparenta algunos gestos misericordiosos, como el de colocarse a la escucha de la Palabra de Dios, “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Ella supo escuchar, meditar y vivir la Palabra, “conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón” (Lc 2, 51). El papa Francisco nos dice: “para ser capaces de tener misericordia debemos en primer lugar colocarnos a la escucha de la Palabra de Dios”. Así comprendemos por qué María fue capaz de tanto amor y de tanta misericordia. Otro gesto, el de hacerse prójimo del necesitado. Ella sabe ver la obra de Dios en la historia y por eso puede irrumpir en un grito de alabanza, de gozo, reconociendo el amor de Dios que se ha derramado de generación en generación (Lc 1,50). Reconocer la misericordia de Dios la lleva a ser mujer orante, mujer de la alabanza.

Mensaje: Como María, aprendamos a escuchar y vivir la Palabra de Dios, ponernos al servicio de los demás, e irrumpir en gozosa alabanza, de orar confiadamente, reconociendo el amor de Dios.

Rezar un padrenuestro, un avemaría y un gloria. Villancicos.

San José, ejemplo de amor misericordioso

Lunes 21 de diciembre

Lectura de la Palabra de Dios: Mt 1,18-25
Meditación: San José es el testigo fiel del amor de Dios, que supo por experiencia, cómo la fuerza del Espíritu Santo penetra y purifica el corazón humano, haciéndolo más libre, más humano, más disponible a la voluntad de Dios. Es testigo del amor misericordioso, porque se dejó sorprender por Dios y se abandonó confiadamente a su plan y acompañó a María y a Jesús con profunda cercanía, ternura entrañable y entrega incondicional de su vida en aquellos años de Nazaret. Es testigo del amor misericordioso, porque en su camino de padre y esposo, pasó por inseguridades, dudas, temores, miedos. Compartió esperanzas, frustraciones, gozos y penas, pero siempre se dejó iluminar por
la luz del Espíritu que lo fortaleció. Es testigo del amor misericordioso,
porque san José es el amigo que acompaña a los que iluminados por la Palabra, se sienten llamados a descubrir en las personas y en los acontecimientos de cada día, los signos de la presencia de Dios.
Mensaje: Que san José ayude a todos los papás a ser ejemplo de amor y misericordia ante todas las situaciones de la vida familiar con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total a Dios.

Rezar un padrenuestro, un avemaría y un gloria. Villancicos.

Simeón y Ana, mensajeros de la misericordia

Martes 22 de diciembre

Lectura de la Palabra de Dios: Lc 2, 22‐38.
Meditación: Los ancianos Simeón y Ana, personas justas, piadosas que “esperaban la consolación”, que vivían en medio de la oración y el servicio a los demás y al Templo, creyeron en el amor de Dios y aunque vivían en una situación de opresión, confiaban que Dios realizaría su amor en favor del pueblo, y se les concedió la dicha no solo de ver el “Rostro de la Misericordia” sino también de tomarlo en brazos. Todo esto fue posible gracias a que Dios ha hecho que este amor abundante sea visible, tangible, se ha hecho rostro, tiene nombre propio: Jesús de Nazaret, esto hace que Simeón exprese: “Mis ojos han visto tu salvación”, y que Ana no cese de “hablar del Niño a todos los que esperaban la redención”. Tenemos la necesidad de ser como ellos: hombres y mujeres, justos, piadosos, que dieron su servicio a los demás y a Dios, hagan posible la bendición de la consolación y la redención; personas que con su espera y acción tengan la dicha de ver y tocar con sus propios brazos a Aquel que es paz y reconciliación para todos. Aquel niño Jesús que Simeón y Ana vieron y tocaron hoy se hace presente en el: niño, en el huérfano, en el abandonado, en el anciano, en el enfermo… cuando con ellos practicamos las obras de misericordia. Tocamos la carne de Cristo tocándolos a ellos como Jesús mismo nos dice: “cuanto hiciste a uno de estos mis hermanos más pequeños a mí me lo hiciste” (Mt 25, 40).
Mensaje: Hoy con estos dos ancianos, agradezcámosle personalmente a Dios las misericordias que descubrimos y que Él ha hecho personalmente en nuestra vida y así como Él ha sido tan misericordioso con nosotros, nos invite a desatar una cascada de misericordia con los demás.

Rezar un padrenuestro, un avemaría y un gloria. Villancicos.

Los magos de oriente, encuentran el rostro de la misericordia

Miércoles 23 de diciembre

Lectura de la Palabra de Dios: Mt 2, 1‐12
Meditación: La luz de Jesús atrae a sabios venidos de lejanas tierras… se ponen en camino… indagan, investigan, interrogan acerca del nuevo Rey… Su búsqueda parte de lo natural, no tienen muchos datos pero hacen lo posible por llegar a la fuente de la verdad, y su interés es transparente pues lo que desean es “adorarle” y así lo hacen cuando al encontrarlo junto con “María su Madre, se postran, lo adoran y le ofrecen sendos regalos”. Pues “la misericordia del Señor llena la tierra” (Sal 33,5). La Misericordia de Dios sobrepasa nuestro pensamiento.
He aquí cómo el amor de Dios que sobrepasa límites encuentra caminos para llevar el anuncio a lejanas tierras y atraerlos al encuentro con Jesús. Estos sabios venidos de Oriente representan la humanidad que encuentran en Él, el rostro misericordioso del Padre. En cada rey mago reconocemos a las diferentes etnias y culturas que se encuentran con Jesús.
Mensaje: Descubramos que cada una de ellas tiene gestos de amor para con Dios, y que Dios a cada uno le manifiesta la abundancia de su misericordia.

Rezar un padrenuestro, un avemaría y un gloria. Villancicos.

Los pastores contemplan la misericordia

Jueves 24 de diciembre

Lectura de la Palabra de Dios: Lc 2,8‐20
Meditación: Siempre tenemos necesidad de contemplar el Misterio de la misericordia. Los pastores después de recibir el gozoso anuncio, con una gran inmediatez se dicen “Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado. Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre” (Lc 2,15-16). Sus miradas pudieron descubrir que se había cumplido el tiempo de la salvación, que en ese niño se revelaba de manera definitiva el amor de Dios. En los pastores una actitud de acogida, docilidad y prontitud a la escucha de la Buena Noticia, que a su vez los hace anunciadores de la Buena Nueva.

Como nos invita el papa Francisco en el Rostro de la Misericordia “hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser nosotros mismos, signo eficaz del obrar del Padre” (MV 2); por eso ante el anuncio de la Buena Nueva, como los pastores, corramos al encuentro de Jesús, ya en su Palabra, ya en la Eucaristía, ya en los que sufren… y contemplemos larga y amorosamente su presencia.
Y como los pastores no nos callemos, contemos el anuncio recibido, no olvidemos que ha llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un modo nuevo, gozoso, alegre, contagioso. Es la alegría de habernos encontrado con la mirada misericordiosa de Dios, mirada que nos impulsa a evangelizar ya alabar.
Mensaje: Tenemos la necesidad de ser pastores como los del pesebre, pastores buenos de las pequeñas comunidades y movimientos apostólicos que sepan escuchar el anuncio de la salvación, que corran al encuentro de Dios para contemplarlo en la persona de Jesús. Es un niño frágil, pequeño, recién nacido. En Él se manifiesta el amor de Dios que siendo rico en misericordia se hizo pobre para enriquecernos con ese mismo amor.

Rezar un padrenuestro, un avemaría y un gloria. Villancicos.

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