Sonido de libertad

Director católico y
su cinta reveladora

Sonido de libertad

Sonidos de Libertad está inspirada en la historia real de un ex Agente Especial del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Tim Ballard, que se infiltra en Colombia para desbaratar una organización dedicada al tráfico de niños.
Tim Ballard se encargaba de capturar a pedófilos, pero se dio cuenta que no hacía nada por rescatar a las víctimas de la explotación sexual, al conocer a un pequeño hondureño que había sido liberado, con quien se compromete a liberar a su hermana.
Allí inicia su aventura extremadamente peligrosa, pero apoyado por su familia; una decisión basada en su profunda fe; aventura que lo lleva a Colombia y tiene que relacionarse y sumergirse en ese submundo de tráfico y explotación de menores.
Puede discutirse la calidad en términos estrictamente cinematográficos, pero lo que es innegable es que emite un mensaje de denuncia frente a la pasividad de los poderes políticos y económicos que solapan, motivan y apoyan a los

llamados lobbies que, en este caso, quieren que se legalice la pedofilia, como una actividad sexual normal; es un mensaje de denuncia contra los cristianos y no cristianos pasivos y que es hora que seamos motor de apoyo contra el tráfico y la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes.
Quienes han criticado esta película están sorprendidos del éxito que ha alcanzado; entre ellos, las distribuidoras que, por cinco años, se negaron a adquirir los derechos para su distribución, hasta que una pequeña distribuidora confió en el proyecto; las grandes distribuidoras apoyan a otros grupos, pero no un proyecto que saca a la luz la pedofilia y el mercado de la trata de niñas, niños y adolescentes, una atroz violación de los derechos humanos.
Esta película mueve conciencias, no creo que su objetivo sea el Óscar, su objetivo es remover conciencias, despertarlas y de ese submundo no se salva el Ecuador.

Por: Ab. Manuel Miranda Cordero.

“Los niños de Dios no se venden”

Empezó la película y con sutileza nos fue revelada una dolorosa realidad de nuestros tiempos, el secuestro y abuso infantil por adultos sin alma que los utilizan por dinero o para dar riendas sueltas a sus enfermos deseos. Durante la proyección el actor respondió a la pregunta de ¿Por qué ayudar y rescatar a los niños? y su respuesta fue: “Los niños de Dios no se venden”, una frase que se entiende como una verdad y derecho y que no tiene discusión, pero la realidad es otra, en el mundo hay seres (no les digo personas por que esa cualidad ya no la tienen) que atentan contra la libertad y dignidad del ser humano.
Jesús nos dice en el evangelio de Lucas que “Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeños”. Si como seres humanos y cristianos veláramos por los pequeños de Dios, esto no pasaría. Esta película nos abre los ojos y la conciencia, y nos involucra y responsabiliza por los más indefensos en todos ámbitos. Un país somos las personas que lo habitamos, seamos laicos, políticos, religiosos etc. Todos debemos esforzarnos por hacer de este mundo un lugar seguro, bueno y sano para nuestros niños y generaciones venideras.

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