Novena de Navidad
Tomado: parroquiansr.org
Del 16 al 24 de diciembre
Novena
de
Navidad
Preparémonos para
celebrar el nacimiento del
Señor Jesús. Él, siendo
Dios se hizo hombre para
reconciliarnos y para
mostrarnos el camino que
nos conduce hacia la casa
del Padre, de la que nos
alejamos por nuestros
pecados.
La Navidad es siempre una ocasión especial para meditar en familia en torno a este misterio sobrecogedor del pequeño Niño-Dios que nace y para acoger en nuestro corazón a Aquel que quiso poner su morada entre nosotros.
Cuando vamos a recibir una visita importante en nuestras casas, disponemos todo para acoger
la; cuánto más tratándose del mismo Dios quien toca a la puerta de nuestros corazones y espera que lo acojamos para darnos la felicidad plena que anhelamos. Un medio concreto que nos puede ayudar a prepararnos comunitariamente para recibir al Señor en nuestros corazones, es el rezo de la Novena de Navidad.
VILLANCICO
Oración para todos los días (todos juntos)
Dios de Amor y misericordia, que tanto nos has amado, que nos has dado en tu Hijo la más valiosa prenda de tu amor, hecho hijo de mujer en las entrañas de Santa María para nuestra reconciliación. Te damos gracias de todo corazón por habernos ofrecido tan inmenso beneficio. Te ofrecemos de nuestra parte el esfuerzo permanente por cooperar con tu gracia y ser más fieles a tu plan. Te pedimos, por los méritos de tu Hijo, que dispongas nuestros corazones en esta Navidad con la reverencia y humildad necesarias para acogerlo con gozo y anunciarlo a los demás.
LECTURA BÍBLICA PARA CADA DÍA
ORACIÓN A SANTA MARÍA (a cargo de la mamá)
Santa María, Madre del Niño Jesús y Madre nuestra, tú supiste responder con generosidad a los planes de Dios en cada circunstancia concreta de tu vida. Ayúdanos a nosotras a tener la misma prontitud para responder al Señor en las alegrías y en los dolores; ayuda a todas las madres a seguir tu ejemplo de maternidad en la vida cotidiana y a educar a sus hijos en la fe. Concédenos acoger a tu Hijo, con el mismo amor y ternura con que tú lo acogiste en tu corazón.
Se rezan tres Ave María.
ORACIÓN A SAN JOSÉ (a cargo del papá)
San José, casto esposo de Santa María, Varón prudente a quien Dios confió el cuidado y protección de su propio Hijo, el Señor Jesús, y el de la Virgen Madre. Modelo de fidelidad y de paternal solicitud; tú cuidaste al Niño Jesús, lo recibiste con amor y lo educaste con tu ejemplo.
Te pedimos que intercedas por nosotros para que durante este tiempo de Adviento nos preparemos para acoger, como tú, en nuestro corazón, a Jesús que ha querido poner su morada entre nosotros. También te pedimos que intercedas para que obtengamos los bienes que necesitamos para la misión y para que en las familias no falte el pan de la fe, el pan del amor y para que tengan siempre el pan de cada día.
Se reza un Padre Nuestro.
GOZOS
Dulce Jesús mío
Mi Niño adorado
Ven a nuestras almas
Ven, no tardes tanto.
ORACIÓN AL NIÑO JESÚS (a cargo de un niño)
Dulce Niñito Jesús, sabemos que tú eres el centro de la Navidad y el que nos da la alegría en nuestro corazón. Queremos pedirte que bendigas nuestras familias y nos ayudes a ser limpios de corazón, obedientes y esforzados en nuestras responsabilidades.
Te pedimos que, al prepararnos para celebrar tu nacimiento, podamos acogerte en nuestro corazón y renovemos nuestro empeño por ser apóstoles incansables de la Reconciliación.
Al finalizar se rezan tres Glorias.
Día primero
Mirando el misterio de la Navidad desde el Arcángel Gabriel
“… Y [el ángel] le dijo: “Alégrate,
Llena de gracia, el Señor está
contigo. No temas, María, porque
has hallado gracia delante de Dios;
vas a concebir en tu seno y vas a
dar a luz un hijo, a quien pondrás
por nombre Jesús”.
(Lc. 1, 28. 30-33).
El ángel es el portavoz de Dios, su mensajero; en el Antiguo Testamento equivale a su presencia misma. Este diálogo descubre el querer de Dios sobre María y a la vez ilumina su modo de proceder con nosotros. Dios tiene un profundo respeto por nuestra libertad, pues para seguir adelante con su proyecto espera el asentimiento de María a su propuesta. Del mismo modo que en Dios ― siendo Dios ― se genera una inmensa expectativa acerca de la respuesta de María, así también espera de cada uno de nosotros un “Sí” generoso y diariamente repetido para llevar adelante su plan de amor en nuestras vidas.
Resolución: Leeré diariamente algún pasaje bíblico viendo qué me quiere decir Dios en él.
Día segundo
Mirando el misterio de la Navidad desde María
Dijo María: “He aquí la sierva
del Señor; hágase en mí según su
palabra” (Lc. 1, 38).
Respuesta corta pero que engloba toda su existencia. María ofrece todo, se ofrece a sí misma y se pone al servicio del proyecto de Dios. Es un “Hágase generoso y gozosamente repetido: María dice “Sí” en las alegrías y “Sí” en los dolores, “Sí” en las buenas y “Sí” en las malas, “Sí” cuando las cosas están tranquilas y “Sí” cuando se hacen difíciles. Es una lección para nuestra vida. Aprendamos a decir “Sí” y, sobre todo, a sostenerlo en cada circunstancia concreta de la existencia.
¿A veces digo sí y luego hago lo contrario? ¿Mantengo mis propósitos en los momentos de dificultad?
Resolución: Diré “Sí” a Dios en todo aquello que me cuesta.
Día tercero
Mirando el misterio de la Navidad desde José
El ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de los pecados” (Mt. 1, 20-21).
El temor es muy propio de nuestra experiencia humana. José, enamorado y comprometido, se encuentra de repente en medio de una situación que se le escapa de las manos. Ante la magnitud de lo que no entiende, confía… Confía en Dios y confía en su esposa. Y se lanza, se lanza a cooperar con Dios en lo que le pide. El temor se torna confianza y ésta en decisión firme y permanente. La confianza da fuerza, libera y trae paz.
¿Confío en el Señor o soy desconfiado y temeroso? ¿Confío en mi cónyuge, en mis hermanos y en mis amigos? ¿o tiendo a pensar que me quieren engañar y aprovecharse de mí?
Resolución: Evitaré hacer juicios e interpretaciones sobre los demás.
Día cuarto
Mirando el misterio de la Navidad desde los magos
“Al ver la estrella, (los magos)
se llenaron de inmensa alegría.
Entraron en la casa; vieron al
Niño con María, su madre, y,
postrándose, le adoraron; abrieron
luego sus cofres y le ofrecieron
dones de oro, incienso y mirra”
(Mt. 2, 10-11).
Nosotros también nos alegramos al ver las luces de la Navidad. Sin embargo, no podemos perder de vista que las luces y los signos festivos son a causa del nacimiento de Jesús y que por sí solas no dan alegría alguna. Aprendamos de estos sabios de Oriente a ver el misterio profundo de la Navidad, así el mundo entero se quede buscando la alegría sólo en las luces y la algarabía. La fiesta de la Navidad sin Jesús es vacía y nos deja siempre insatisfechos.
¿Me hago expectativas de la Navidad y cuando ésta llega me siento como vacío? ¿No será que le falta Jesús? ¿Me quedo en lo exterior o me alegro con el misterio de fondo?
Resolución: Al ver las luces navideñas pensaré en Jesús y escucharé villancicos.
Día quinto
Mirando el misterio de la Navidad desde los pastores
“Fueron (los pastores) a toda prisa y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. (Después) los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho” (Lc. 2, 16. 20).
Los pastores dejan por un momento su trabajo cotidiano y van a toda prisa a conocer y adorar al Niño Dios que ha nacido. El trabajo no se opone a la contemplación y la oración. Todos podemos
hacer un alto en el día y acercarnos a hablar con Dios, para luego regresar a nuestras labores ya renovados y fortalecidos.
¿Me regalo esos espacios necesarios para hablar con Dios en medio de las labores cotidianas o me dejo atrapar por el ritmo de la actividad perdiendo de vista mi relación con el Señor? ¿Busco a Dios en las noches, los domingos, en la Navidad?
Resolución: Orar unos minutos antes de ir a dormir y al levantarme, e iré a misa los domingos.
Día sexto
Mirando el misterio de la Navidad desde Herodes
El ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de los pecados” (Mt. 1, 20-21).
Herodes ve en Jesús una competencia, alguien que puede quitarle su poder y sus seguridades. Herodes encarna a todos aquellos que parecen haber entablado una batalla contra Dios y con lo que lo representa, sean personas, lugares, instituciones o cosas. Esta lucha siempre ha estado presente y nuestro tiempo no es ajeno a esta realidad. No es difícil constatar en nuestra vida cómo hay veces en que nos enojamos interiormente con Dios y nos rebelamos porque descubrimos que algo que nos pide la fe en Él, se opone a nuestros apegos.
¿Veo las consecuencias morales de la fe como un capricho de la Iglesia? ¿Me rebelo interiormente contra Dios cuando lo que me pide se opone a mis gustos?
Resolución: Evitaré hacer juicios e interpretaciones sobre los demás.
Día séptimo
Mirando el misterio de la Navidad desde quienes le negaron posada a Jesús
“Y sucedió que, mientras ellos
estaban en Belén, se le cumplieron
los días del alumbramiento, y María
dio a luz a su hijo primogénito, le
envolvió en pañales y le acostó en
un pesebre, porque no tenían sitio
en el alojamiento” (Lc. 2, 7).
Hay quienes no son como Herodes, que luchan contra el Señor, pero sí lo miran con indiferencia o lo rechazan con los gestos o las actitudes. Cuántos viven su vida al margen de Dios, como si Él no existiese; cuántos andan demasiado pendientes de sus cosas y no descubren a Jesús que toca a sus puertas. Es crudo reconocerlo, pero, a veces, nos gusta estar con Dios y con los demás mientras no se metan con nuestra vida, la incomoden o la cuestionen.
¿Soy indiferente a las necesidades de los demás? ¿Evito ayudarlos cuando hacerlo me saca de mi comodidad?
Resolución: No dejaré marchar a ningún pobre sin ofrecerle mi ayuda, oración o tiempo.
Día octavo
Mirando el misterio de la Navidad desde la familia
“Encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre” (Lc. 2, 16).
El centro de esta familia es sin duda Jesús. Él le da sentido a todo: a sus afanes, alegrías y dolores. María y José encontraron en el pesebre de Belén su mayor gozo en medio de la mayor austeridad. Así también en nuestras familias se entrelazan las alegrías y los dolores y, en esos renglones, Dios va escribiendo nuestra historia con amor. No dejemos de descubrir el sentido profundo de lo cotidiano en nuestra vida familiar, pues esto la saca de la rutina y le eleva a la experiencia de comunión que tanto anhela nuestro corazón.
¿Me quejo de las privaciones que a veces tiene mi vida familiar? ¿Acepto con gusto mi familia o me rebelo interiormente?
Resolución: Ayudaré con mi servicio y actitudes positivas a mejorar el clima de mi familia.
Día noveno
Mirando el misterio de la Navidad desde Jesús
“[La Palabra] vino a su casa, y
los suyos no la recibieron. Pero a
todos los que la recibieron les dio
poder de hacerse hijos de Dios. Y
la Palabra se hizo carne, y puso su
morada entre nosotros”
Hoy ha venido Dios a su casa, a su creación y a su pueblo, y los suyos no lo recibieron. Ni Herodes que lo quiere matar ni los habitantes de Belén, que le son indiferentes. Pero a quienes lo recibieron: María, José, los magos y los pastores, les dio el poder hacerse hijos de Dios.
Hoy, esa Palabra que viene de lo alto, quiere poner su cuna en nuestro corazón. ¿Lo acogeremos o lo rechazaremos?
¿Le daré un Sí, como María? ¿Confiaré, como José? ¿Le ofreceré mis dones, como los magos? ¿Dejaré mis labores para ir a adorarlo, como los pastores? ¿O lo mataré en mi corazón, como Herodes? ¿Seré indiferente, como los habitantes de Belén, que le cerraron la puerta?
Resolución: Acogeré a los demás y les serviré, pues mi prójimo es Jesús mismo.
VILLANCICO
Campana sobre campana
Campana sobre campana
y sobre campana una,
asómate a la ventana,
verás al Niño en la cuna.
Belén, campanas de Belén,
que los ángeles tocan
¿qué nueva nos traéis?
Recogido tu rebaño
¿a dónde vas pastorcillo?
Voy a llevar al portal
requesón, manteca y vino.
Belén, campanas de Belén,
que los ángeles tocan
¿qué nueva nos traéis?
Campana sobre campana,
y sobre campana dos,
asómate a esa ventana
porque está naciendo Dios.
Belén, campanas de Belén,
que los ángeles tocan
¿qué nueva nos traéis?
Caminando a medianoche
¿Dónde caminas pastor?
Le llevo al niño que nace
como Dios, mi corazón.
Mi burrito sabanero
Con mi burrito sabanero
voy camino de Belén.
Con mi burrito sabanero,
voy camino de Belén.
Si me ven, si me ven,
voy camino de Belén.
Si me ven, si me ven,
voy camino de Belén.
El lucerito mañanero
ilumina mi sendero.
El lucerito mañanero
ilumina mi sendero.
Si me ven, si me ven,
voy camino de Belén.
Si me ven, si me ven,
voy camino de Belén.
Con mi cuatrico voy cantando,
mi burrito va trotando.
Con mi cuatrico voy cantando, mi burrito va trotando.
Si me ven, si me ven,
voy camino de Belén.
Si me ven, si me ven,
voy camino de Belén.
Tuki tuki tuki tuki, tuki tuki tuki tá.
Apúrate, mi burrito,
que ya vamos a llegar.
Tuki tuki tuki tuki, tuki tuki tuki tú.
Apúrate, mi burrito,
vamos a ver a Jesús.
Los peces en el río
La Virgen se está peinando
entre cortina y cortina.
Los cabellos son de oro
y el peine de plata fina
¡Pero mira cómo beben
los peces en el río!
¡Pero mira cómo beben
por ver al Dios nacido!
Beben y beben y vuelven a beber,
los peces en el río
por ver a Dios nacer.
La Virgen está lavando
y tendiendo en el romero.
Los angelitos cantando
y el romero floreciendo.
¡Pero mira cómo beben
los peces en el río!…
La Virgen está lavando
con un poquito jabón.
Se le picaron las manos,
manos de mi corazón
¡Pero mira cómo beben
los peces en el río!…
Noche de paz
Noche de paz, noche de amor.
Todo duerme en derredor.
Entre los astros que esparcen su luz
bella, anunciando al Niñito Jesús,
brilla la estrella de paz.
Brilla la estrella de paz.
Noche de paz, noche de amor.
Ved qué bello resplandor,
luce en el rostro del Niño Jesús En el pesebre del mundo la luz,
astro de eterno fulgor.
Astro de eterno fulgor.
Noche de paz, noche de amor.
Oye humilde el fiel pastor
coros celestes que aclaman salud,
gracias y glorias en gran plenitud,
por nuestro buen Redentor.
Por nuestro buen Redentor.
La Marimorena
Ande, ande, ande
la Marimorena,
Ande, ande, ande
que es la Nochebuena
En el portal de Belén
Hay estrellas, sol y luna,
La Virgen y San José,
y el Niño que está en la cuna.
Ande, ande, ande
la Marimorena,
Ande, ande, ande
que es la Nochebuena.
El tamborilero
El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió.
Los pastorcillos quieren ver a su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón.
Rompoponpón. Rompopopón.
Ha nacido en un portal de Belén
el Niño Dios.
Yo quisiera poner a tus pies
algún presente que te agrade, Señor.
Mas tú ya sabes que soy pobre
también,
y no poseo más que un viejo tambor.
Rompoponpón. Rompopopón.
En tu honor frente al portal tocaré,
con mi tambor.
El camino que lleva a Belén,
yo voy marcando con mi viejo tambor.
Nada mejor hay que te pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor.
Rompoponpón. Rompopopón.
Cuando Dios me vio tocando ante Él,
me sonrió.