La Madre del Salvador

La Madre del Salvador

Quiero ser

como tú... María

En estas páginas iremos recogiendo los valores de María, nuestra Buena Madre.
Que cada día de este mes de Mayo sea para nosotros, un mes donde podamos descubrir el hermoso regalo que nuestro Padre Dios hizo a todos y cada uno de los hijos de la iglesia Católica: darnos a María como MADRE.

Humilde
María, nuestra Madre, fue siempre una mujer humilde. María demostró su humildad estando siempre dispuesta a servir a los otros, como a su prima Isabel, a la que no le importó ayudarle durante tres meses, cuando ya sabía que Ella sería la Madre de Dios.
María como mujer humilde, nunca buscó destacar ni ser ensalzada, nunca se lee en el Evangelio que María se presentase en público cuando Jesús era recibido en triunfo, como cuando entró en Jerusalén con tantos honores entre palmas y vítores, sin embargo, sí lo acompañó en los momentos más difíciles y no le importó estar presente en el Calvario a la vista de todos, sin importarle la deshonra, ante todo el pueblo, de darse a conocer como la madre de un condenado que moría como un criminal.
Por eso Madre hoy queremos ser HUMILDES como Tú.

Servicial
María, nuestra Buena Madre, fue siempre una mujer servicial. Desde el primer momento estuvo dispuesta a servir a Dios y a aceptar lo que tenía preparado para ella. Siempre estuvo atenta a las necesidades de su hijo, Jesús, y de sus amigos, los apóstoles, y de todos aquellos que la rodeaban, como nos cuenta el Evangelio en el pasaje de las bodas de Caná, donde preocupada por los novios, convenció a Jesús para que les ayudara a resolver el problema que se les presentaba.
Por eso Madre hoy queremos estar atentos a las necesidad des de todos los que nos rodean y ayudarles, queremos ser SERVICIALES como Tú.

Fuerte
María, nuestra Buena Madre, fue siempre una mujer fuerte. Pero su fortaleza no fue una fortaleza física, sino de espíritu. Durante toda su vida fue capaz de afrontar con fortaleza las dificultades y momentos duros que se le presentaron, trajo al mundo a Jesús en un establo, después no dudó en afrontar un duro viaje y huir a Egipto para proteger a su hijo recién nacido. Pero sobre todo fue capaz de estar siempre junto a Jesús incluso cuando lo abandonaron sus amigos, los discípulos, y tuvo que ver como lo maltrataron y lo crucificaron.
Por eso Madre, hoy queremos ser capaces de afrontar los problemas grandes o pequeños que se nos presentan en nuestra vida con fortaleza, queremos ser tan como FUERTES como Tú, MARÍA.

Sencilla
Toda la vida de María está llena de una profunda sencillez. Era la Madre del Hijo de Dios y llevó a cabo esa tarea con gran naturalidad. En ningún momento de su vida buscó privilegios especiales, prefería pasar inadvertida, como una más entre las mujeres de su pueblo. La sencillez y naturalidad hicieron de la Virgen, en lo humano, una mujer especialmente atrayente y acogedora, asequible y cercana a todos.
Por eso Madre hoy queremos aprender a vivir cada día con naturalidad, a ser cercanos con los demás y mostrarnos tal como somos, sin falsas apariencias, queremos ser SENCILLOS como Tú.

Constante en la fe
María es un modelo de fe. La fe que siempre tuvo nuestra Madre María es una de sus virtudes más ejemplares. Aceptó todo lo que Dios había pensado para ella sin dudar en ningún momento, nunca exigió a Dios alguna prueba para justificar su fe.
María guardaba en su corazón un secreto que ni Ella misma conocía, el ser la Madre de Jesús, y cuando le fue revelado en la anunciación no dudó ni un instante en volcarse en esa tarea. Incluso en los momentos más difíciles mantuvo la fe en Dios y en su hijo Jesús y continuó ejerciendo su vocación de Madre.
Por eso Madre, hoy queremos tomarte como modelo de confianza en Dios, que siempre quiere nuestro bien, y ser capaces de no olvidarnos de que siempre está con nosotros, queremos tener una FE fuerte y constante como la tuya.

Paciente
Para llevar una vida de creencia y entrega a Dios y a su Hijo María necesitó mucha perseverancia y paciencia ante las pruebas que la vida le mostraba, pero al igual que nosotros contaba con Dios, quien le brindaba su apoyo incondicional.
Por la virtud de la paciencia nos habituaremos a sobrellevar las habituales dificultades, iremos dominando nuestra natural impaciencia y aprenderemos a imitar a María, Paciente y Humilde de Corazón.
Con la paciencia manifestamos, que no es el amor de un día lo que nosotros le ofrecemos a Dios sino el de toda la vida, un amor que crece día a día y que nos ayuda a crecer como cristianos y como personas. Por eso Madre hoy queremos ser PACIENTES como Tú.

Respetuosa
María mostró respeto a Dios Padre durante toda su vida, incluso antes de recibir la noticia de llevar a Jesús en su vientre, siempre respetó a Dios, pero no por miedo sino por fe. Un respeto que demostraba cumpliendo sin dudar todo lo que estaba preparado para Ella. María fue también siempre respetuosa con su hijo, Jesús, y con todo lo que hacía durante su vida pública. Seguro que al principio no debía ser fácil para una madre de la época ver como su hijo abandonaba su vida normal acorde a lo que hacían los hijos de la época y dejaba su trabajo de carpintero para hacer cosas diferentes a las de los demás y decir cosas diferentes que a muchos les sonaban extrañas y al principio no comprendían bien. Una madre normal se hubiera opuesto y hubiera intentado convencer a su hijo para que volviera a tener una vida como la de los demás, pero María confió en Jesús, respetó su decisión y le apoyó siempre.
Por eso María nosotros hoy queremos ser personas respetuosas que amen y acepten a todos con sus defectos y sus virtudes, aceptando que todos somos diferentes y esa es la riqueza que nos hace especiales y únicos. Por eso Madre, hoy queremos ser RESPETUOSOS como Tú.

Disponible
María, nuestra Buena Madre, siempre estuvo disponible para Dios nunca dijo “NO”, siempre escuchó e hizo lo que Dios le deparaba y cuando alguien le pidió algo o necesitó de ella, siempre estuvo disponible y no puso excusas para ayudarle.
Por eso Madre nosotros también queremos estar siempre disponibles, y no dudar nunca en emplear nuestro tiempo para atender a todo aquel que solicite algo de nosotros, y estar siempre DISPONIBLES como Tú.

Amable
Los evangelios no nos hablan explícitamente de la personalidad de María, no nos dicen si sonreía mucho o poco, si era más o menos alegre, o si era más o menos amable. Pero de sus actos podemos deducir que sí que lo era, todo lo que hizo en su vida por los demás, por su esposo, José, por su prima Isabel, por su hijo, Jesús, por lo Apóstoles, por su prima Isabel, por los novios de las bodas de Caná… No son cosas que hiciera por cumplir, o por quedar bien con los otros, eran cosas que estamos seguros que María, nuestra Buena Madre, hacía desde el corazón.
Por eso Madre, al igual que Tú queremos estar siempre dispuestos a hacer cosas desde el corazón, a mirar por los de más y hacerlo de buena gana, a hacer cosas tan simples como saludar o dar los buenos días desde el corazón, preguntarle a nuestros amigos cómo se sienten, o llenar el vaso de agua al que se sienta a nuestro lado en la mesa antes que a nosotros. Queremos poner nuestro granito de arena para mejorar el día a día de los que nos rodean. Por eso hoy queremos ser AMABLES como Tú.

Generosa
La Generosidad de María nuestra Buena Madre fue infinita, nos entregó lo más valioso que puede tener una madre, a su hijo. Desde el momento en que María dijo sí a ser la madre del Hijo de Dios, aceptó una tarea complicada, y lo hizo por todos nosotros. No dudó en ningún momento en dedicar su propia vida a su Hijo, para que Jesús nos dejara la Buena Noticia del amor y ver como Jesús moría en la cruz por todos nosotros.
Al igual que María entregó su vida entera, y lo más preciado que tenía, su Hijo, nosotros hoy queremos comprometernos a no dudar en ayudar si se nos ofrece la oportunidad. Queremos estar dispuestos a compartir, recordando que Dios quiere que tratemos a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Por eso Madre hoy queremos ser GENEROSOS como Tú.

Modesta
Dicen que la modestia es la Virtud que arregla el exterior de los hombres y mujeres y que surje de un interior cuidado. Dice la Biblia que el vestido, el reír, el andar, el hablar, anuncian lo que hay en el interior de las personas, así como lo grande que es su corazón. María, nuestra Buena Madre fue un perfecto modelo de modestia; San Epitafio dijo que: “su modestia parecía ante los hombres un prodigio que hacía decir que no se había visto otro semejante”. La modestia de sus actos hacía que todo pareciera en Ella algo sobrehumano y celestial. La modestia destacó en María por su silencio, por no querer ser protagonista en los momentos de gloria de su hijo Jesús.
La arrogancia, y la falta de modestia debilitan las demás virtudes que podamos tener. Así que debemos ser prudentes, y buscar la oportunidad adecuada para hablar, tenemos que evitar las palabras que puedan herir a los demás, y no presumir de nuestros actos, ya que como nos dice Jesús “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha”. Por eso Madre hoy queremos ser MODESTOS como Tú.

Entregada a la Oración
María, nuestra Buena Madre, llevó una vida de oración constante. Confiaba en Dios y su relación con Él era estrecha. Tenemos muchas oportunidades de hablar con Dios a lo largo del día y debemos aprovecharlas. Podemos rezar de forma comunitaria, con nuestros compañeros en la oración de la mañana, ahora al finalizar el recreo, o cuando acudimos a misa. O también podemos tener momentos de oración personal y rezar al final del día antes de dormir.
Cualquier oportunidad es buena para hablar con Dios, y contarle lo que nos preocupa, lo que nos ilusiona y las cosas que hemos hecho bien y mal durante el día; algo que nos ayuda a crecer como personas y a ser mejores cristianos. Por eso Madre hoy queremos que la ORACIÓN esté presente en nuestra vida cada día, como lo estaba en la tuya.

Alegre
María, nuestra Buena Madre, aunque fueron más de uno los momentos de sufrimiento en su vida, siempre brilló por su alegría. María tenía muchos motivos para ser una mujer alegre, se sabía Madre del hijo de Dios, y estaba convencida de la buena noticia que Jesús nos daba. Siempre confió en que todo lo que le ocurrió a su hijo tenía un sentido, y vivió la alegría de la resurrección junto a los apóstoles.
Nosotros como cristianos debemos estar siempre alegres. Alegres porque hemos tenido la inmensa suerte de conocer el mensaje de Jesús, el mensaje del amor, y tenemos que transmitirlo a los demás, pero no de una forma cualquiera, sino con alegría, la alegría de conocer el Evangelio y de saber que Cristo resucitó. El Señor quiere que siempre tengamos una sonrisa en la cara. Por eso Madre hoy queremos que la sonrisa sea una constante en nosotros y queremos ser ALEGRES como Tú.

Caritativa
María, nuestra Madre, es un modelo de caridad: modelo de amor a Dios y modelo de amor al prójimo. Ella es toda bondad, toda dulzura, siempre le conmovió la necesidad del que tenía cerca.
Por eso Madre, hoy queremos que nos mueva por dentro el conocer las dificultades y las necesidades de los demás, que no miremos para otro lado, que no veamos como normal que haya gente más cerca o más lejos de nosotros que sufran y que carezcan de lo más necesario. Queremos que nos arda el corazón al ver que hay gente que sufre, queremos ser CARITATIVOS como Tú.

Fiel
Desde que María, nuestra Buena Madre, le dijo al Arcángel Gabriel: «Hágase en mí según tu palabra» comenzaba una vida llena de fidelidad. Fidelidad entendida como coherencia, entendida como vivir de acuerdo a lo que se cree. María Aceptó incomprensiones, persecuciones, momentos de dolor, antes que una romper entre lo que creía y lo que hacía. La fidelidad de María fue una fidelidad duradera. Es fácil ser fiel, y actuar conforme a lo que uno cree durante un día o dos. Es fácil ser coherente y constante en los momentos de entusiasmo; pero es difícil serlo en los malos momentos, y María siempre lo fue, desde la Anunciación hasta el pie de la Cruz.
Por eso Madre, hoy queremos imitarte y ser coherentes, y vivir y actuar conforme a lo que creemos y pensamos. Queremos vivir como auténticos cristianos y honrados ciudadanos y ser FIELES como Tú.

Con espíritu de sacrificio
María, nuestra Buena Madre, tuvo que sacrificar y arriesgar muchas cosas de su vida para realizar la misión que Dios le tenía encomendada. Tuvo que abandonar la vida de una muchacha normal de Nazaret. Llevó una vida ejemplar y sacrificada, una vida humilde y entregada al amor por su Hijo hasta el pie de la Cruz, pero siempre lo hizo confiando en que contaba con el apoyo del Padre.
Nosotros debemos ser capaces de superar las dificultades y cargar con las pequeñas cruces de nuestro camino. Debemos ser constantes en el trabajo diario, en el estudio, en ayudar en las tareas de casa… Pero sobre todo en nuestra entrega a lo que los demás, nuestros amigos, nuestros compañeros de clase, nuestros hermanos… necesiten de nosotros. Por eso madre hoy queremos tener ESPÍRITU DE SACRIFICIO como lo tenías Tú..

Con esperanza
La esperanza es la actitud del que confía en Dios como un niño cree en el amor y bondad de su madre porque lo cuida y lo trata con cariño, y por lo tanto se confía al cuidado maternal de ella. María, nuestra Buena Madre, fue una mujer de esperanza y confianza en Dios, porque ante toda prueba o dificultad, su fe permanecía firme, su fe era una roca, sólida, estable, porque su fe estaba fundamentada y sostenida por su amor a Dios. Las dificultades para María eran una oportunidad para demostrarle a Dios que le amaba y que creía en Él. Un ejemplo de esto fue la huida a Egipto. En ese momento María actuó con fe y esperanza, creyendo que Dios en medio de esos planes “ilógicos” le seguía manifestando su amor. Marcharon llevándose a Jesús recién nacido a Egipto, ¿a quien conocían en Egipto? ¿Cómo y con quien iban a vivir? Eran preguntas que no tenían tanta importancia en la vida de María como lo tenía la confianza en Dios.
El ejemplo de esperanza que nos ofreció María durante toda su vida nos debe llevar a cambiar, a tener confianza en las pruebas que se nos van presentando en nuestra vida cotidiana, cuando los planes se vienen abajo, cuando tenemos problemas, enfermedades, discusiones con nuestros amigos, nuestros hermanos o nuestros padres. Ahí, en esos momentos, es cuando la confianza se hace viva, cuando la fe entra en juego, y cuando nosotros actuamos por amor a Dios y a los que nos rodean, no por lógica humana. Por eso Madre hoy queremos tener ESPERANZA como Tú.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Realiza tu donación aquí

Tu Aportación es Importante

Por María y la evangelización

Abramos nuestro corazón