La importancia del apego con los padres

La importancia del apego con los padres

“El amor de madre es paz. No es necesario adquirirlo, no es necesario merecerlo”. -Erich Fromm
La relación madre-hijo es hermosa y mejora a medida que el niño/acrece. El hijo nunca puede imaginar su vida sin su madre, mientras que el cariño y el cuidado de la madre por su hijo son eternos. Sin embargo, con el tiempo, esta relación podría experimentar ciertos cambios.
Las madres tienen un impacto significativo en sus hijos y en su desarrollo. La neurociencia ha demostrado ampliamente que el amor maternal es determinante para definir la estructura del cerebro, potenciar las facultades cognitivas y la salud psicológica del niño.
Ninguna otra persona entiende mejor a un niño que una madre.
Desde el momento en que nace hasta la edad adulta, un niño nutre un vínculo muy arraigado. Es importante saber que la personalidad y la forma de ser se construyen en los primeros 3 años de vida, y eso dependerá del tipo de apego con la madre.
El apego de la madre se desarrolla desde antes del nacimiento. El niño comienza a conocer a los padres a través del sonido de su voz mientras aún está en el vientre materno. Pero es inmediatamente después del parto, cuando se corta el cordón umbilical y nace la primera mirada, el primer llanto, que se crea un vínculo físico, emocional y psicológico entre madre e hijo que durará toda la vida.
Este vínculo se denomina apego (bonding) y permite al niño mantener una cercanía con la persona capaz de responder a todas sus necesidades.
El apego, por lo tanto, puede considerarse un importante instinto humano que beneficia al niño, pero que también ayuda a los padres a establecer una relación positiva con el nuevo miembro de la familia.
Los niños que comparten un apego saludable desde la primera infancia son emocionalmente fuertes y se cree que tienen menos problemas de comportamiento en sus vidas. Por otro lado, estudios indican que los niños que no tienen un vínculo saludable en la primera infancia pueden volverse hostiles y agresivos; también son inseguros en las relaciones y el establecimiento de metas.
La relación con esta figura (la madre en la mayoría de los casos) proporciona una base segura para que el niño puede alejarse a explorar el mundo sabiendo que SIEMPRE PODRÁ VOLVER y que siempre será acogido, nutrido, tranquilizado y consolado.
Los niños que están cerca de sus madres se desempeñan mejor en la escuela. Las madres a menudo fomentan la inteligencia emocional en sus hijos; les enseñan a reconocer y expresar sus propios sentimientos, también estando más en sintonía con los de los demás. Estos niños no solo se vuelven más articulados, sino que también tienen un mejor autocontrol en el salón de clases.
Si aparece un apego inseguro, por diversas razones, los padres no logran reconocer las necesidades del recién nacido y puede alimentar en él dudas sobre su propia identidad y valía. Este apego inseguro crea dificultades en diversas etapas de desarrollo y en las relaciones con los demás, que pueden durar hasta la vida adulta.
Por ejemplo, algunas actitudes que pueden afectar el vínculo con el niño son:
Reprimir la expresión emocional de los niños.
Ridiculizar a los niños frente a sus amigos.
Ser padres autoritarios y pedir a los niños que respeten reglas demasiado estrictas.
El cuidado invertido.
Los padres se ponen a la par de su hijo, dejando de representar una figura de referencia.
Los padres dependen de sus hijos.

Las situaciones de abandono y duelo
El abandono de uno de los padres es difícil de comprender para el niño. Produce un verdadero daño emocional difícil de gestionar con el paso de los años. Hay padres que abandonan emocionalmente a sus hijos, por más que estén ahí físicamente. Piensan que los niños son sólo una responsabilidad. Están allí, pero no hablan con ellos, no pasan tiempo con ellos y no tienen idea de cómo van sus vidas. Solo pagan las cuentas y no interactúan con los hijos.
Algunos niños abandonados tienen dificultades para adaptarse al mundo y a la realidad. También es probable que desarrollen miedo al apego profundo. En conclusión, no solo la carencia de un apego positivo y rico de caricias, sino también la ausencia del padre o madre abre una profunda herida emocional, sobre todo en los primeros años de vida. Su vacío nunca se llenará y la huella de su ausencia será muy difícil de borrar.
Recordemos: las relaciones positivas entre usted y su hijo se basan en tiempo de CALIDAD. El tiempo juntos es la forma de conocer las experiencias, pensamientos, sentimientos e intereses de cada uno. Esto demuestra que valoras y aprecias a tu hijo.
El tiempo de calidad puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar, en medio de situaciones y días ordinarios. Puede ser una risa compartida cuando está bañando a su niño pequeño o una buena conversación en el auto con su hijo adolescente. Estos momentos te dan la oportunidad de comunicar mensajes positivos con sonrisas, risas, contacto visual y abrazos.
Entonces, ¿sientes que estás fomentando un apego adecuado con tus hijos?

Dra. Nadia Donadonibus
Psicóloga clínica - Psicoterapeuta, Terapia de adultos y niños
fserhorg@gmail.com

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