La Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz – 14 de Septiembre

Fiesta 14 de septiembre
La Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

La cruz, el árbol de la vida y el altar de la nueva alianza

“Lo que es a mí, Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y o para el mundo” (Ga. 6, 14).

La Iglesia celebra el 14 de septiembre la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Esta fiesta tiene su origen en la veneración de las reliquias de la Cruz de Cristo en Jerusalén, tras ser recuperada de manos de los persas por el emperador Heráclito.

Según recuerda la historia, al recuperar el precioso madero, el emperador quiso cargar una cruz, como había hecho Cristo a través de la ciudad, pero tan pronto puso el madero al hombro e intentó entrar a un recinto sagrado, no pudo hacerlo y quedó paralizado. El patriarca Zacarías que iba a su lado, le indicó que todo aquel esplendor imperial iba en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo cuando iba cargando la cruz por las calles de Jerusalén.

Entonces el emperador se despojó de su atuendo imperial, y con simples vestiduras, avanzó sin dificultad seguido por todo el pueblo hasta dejar la cruz en el sitio donde antes era venerada. Los fragmentos de la santa Cruz se encontraban en el cofre de plata, dentro del cual se los habían llevado los persas, y cuando el patriarca y los clérigos abrieron el cofre, todos los fieles veneraron las reliquias con mucho fervor, incluso, su produjeron muchos milagros.

La cruz, en otro tiempo, signo terrible de los suplicios, es para el cristiano, el árbol de la vida y el altar de la nueva alianza. La Iglesia, esposa de Cristo, ha nacido del costado de Cristo, muerto en la cruz como de la costilla de Adán dormido salió la mujer. (Cf. Gn. 2).

La Cruz es la señal de los cristianos porque nos recuerda quien murió en ella para salvarnos, porque por el bautismo, hemos sido configurados con él en la muerte y en la gloria. La cruz es, en la tradición de los Padres de la Iglesia, es el signo del Hijo del hombre que se manifestará al final de los tiempos.

Para muchos santos y escritores la cruz es el libro que contiene el secreto de la más alta sabiduría y perfección cristiana. Copio unos párrafos del libro “Nuestra Pasión” 1, del Padre Pablo García:
– “San Agustín llama a la cruz “cátedra”, desde donde el Salvador moribundo da sus últimas lecciones a todos los hombres sedientos de luz, de verdad y de vida”.
– Visitando a San Buenaventura, Santo Tomás le pide que le enseñe dónde ha aprendido doctrina tan sublime. Señalando con el dedo a Jesús clavado en la cruz, le responde: “Este es mi libro; lo he aprendido aquí”.
– Poco antes de morir, San Felipe Benicio exclamaba, apretando en sus manos el santo crucifijo: “Este es mi libro. Lo he estudiado toda mi vida. En sus llagas he aprendido todas las virtudes”.
– La venerable Diomira escribe. “Confieso que sé poco en cuanto a leer y escribir. Pero tengo un libro maestro: El crucifijo”. En el él aprendo a emplear santamente el tiempo, a practicar las sólidas virtudes, sacrificarme a mí mismo, anegar mi voluntad, a aspirar a la posesión de mi Dios. No me cansaré jamás de estudiarlo”.
– En cierta ocasión se apareció Jesús a la sierva de Dios María Marta Chambón y, mostrándole sus llagas, le dijo: “No apartes de este libro tu mirada. En él aprenderás más que todos los sabios”.
– Y san Pablo de la Cruz enseñaba: “el medio mejor para desarraigar los vicios e implanta la verdadera piedad, es la meditación de las penas amarguísimas de nuestro divino Salvador”.
Para los religiosos pasionistas es una Fiesta especial, ya que al principio de la fundación se celebraba ese día como el titular de la Congregación y el fundador lo recomendaba de una manera especial. También ahora, celebrada como fiesta continúa siendo una de las manifestaciones más significativas de nuestra espiritualidad.

P. Miguel Ángel Pardillo, CP Parroquia San Gabriel de la Dolorosa (Madrid)

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