El valor de la vida humana – Solemnidad 25 de marzo

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Solemnidad 25 de marzo

La Anunciación del Señor y el Día Mundial del Niño por Nacer

El valor de la vida humana

Foto: Raúl Berzosa

El 25 de marzo de cada año, celebramos la Solemnidad de la Anunciación del Señor (Lucas 1: 26-38), el feliz día que el Verbo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros (Juan 1: 14); y también cívicamente el Día del Niño por Nacer.

Es indudable que en una época tan poco espiritual como la actual, donde los valores están dados a menos, la maternidad se enfrenta a una grave disminución de mujeres que deseen concebir.
El anhelo de ser madre y aún más de una numerosa prole, causa tal recelo, sobre todo por temor a gastos económicos en algunos casos, y en otros casos por el “qué dirán”, por ello algunas esposas prefieren huir del embarazo.
En su catequesis pronunciada el 5 de enero del presente año, el Papa Francisco lamentó que en muchas parejas, los perros y los gatos estén pasando a ocupar el lugar de los hijos, y por ello alentó a los cónyuges a abrirse a la maternidad y paternidad porque “es la plenitud de la vida de una persona”.
Dios en su infinita sabiduría ha esculpido en el alma misma de la mujer el instinto maternal, haciendo prevalecer en la inmensa mayoría de las esposas de corazón recto, el deseo de formar una vida familiar cristiana.
Una familia bendecida por Dios es aquella que dice SÍ a la vida desde la concepción. “Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa. ¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor!”, Salmo 128.
Una buena mujer que sabe valorizar su estado de embarazo, es realmente un ángel. Trae de parte de Dios un mensaje de vida. Cumple en nombre del Todopoderoso una misión creadora.
En la actualidad, vemos como por medio de ideologías relativistas se están en algunos países debatiendo y en otros aprobando leyes con conceptos anti vida, anti familia, tanto en Senados, Parlamentos, Congresos, Comisiones Legislativas a nivel mundial.
Según lo enseña la Iglesia Católica fundamentada en la Sagrada Escritura, Dios infunde el alma humana en el primer instante de la

existencia del ser, es decir desde el momento mismo de la unión del óvulo con el espermatozoide (concepción).
El aborto provocado es un acto criminal, es un monumento al egoísmo, un pecado mortal que lacera el respeto a toda vida creada por Dios.
El aborto es la mayor causa de muertes en el mundo. Se estima que anualmente son abortados 45 millones de niños.
En muchos países, para legalizar el aborto, comienzan por presentar tres casos especiales: violación, malformación del feto y el peligro para la vida de la madre. Después se abre la puerta cada vez más hasta llegar al aborto a petición.
En el Congreso Médico de Kiev (U.R.S.S.) en el año 1927 cuyo tema fue: “Experiencia con la legalización del aborto”, se afirmó que no hay en cirugía ginecológica, ninguna operación con tantos peligros como el aborto provocado.
Los peligros pueden ser inmediatos: perforación, infección, hemorragias y mortalidad en la mujer gestante.
En definitiva, el aborto es altamente mortal y es la antítesis de la vida, mata a seres humanos en el vientre de sus madres, impidiéndoles hacer su experiencia del pasaje por la tierra, condena a sus madres a una vida de sufrimiento físico, psicológico, social y espiritual.
Los católicos debemos sentir reprobación e indignación por toda actividad que atente con la vida del ser humano.
Debemos imitar a María Santísima cuando el Ángel Gabriel la visitó; ella le dijo a Dios en representación de toda la humanidad: “hágase en mí según tu Palabra”. Esta la mejor muestra de amor.

Dr. Wilson Drouet Tutivén
Dr. Wilson Drouet Tutivén

Médico Ginecólogo

Un comentario en «El valor de la vida humana – Solemnidad 25 de marzo»

  • el 25 de marzo de 2022 a las 4:46 PM
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    Para quien no conoce y ama a Dios, el aborto puede ser una salida fácil a los “problemas”. Para otras personas, un medio para hacer dinero. Para otras una forma de conservar un status. En general, en nuestra sociedad, cada vez más egoísta, cualquier cosa que estorba, se desecha, se mira con asco y se reprueba. Respetar la vida, es la muestra más sensible de quienes somos como personas, habla de lo más profundo de nuestros valores y moral. Sabemos que un fruto empieza en una pequeña semilla, sabemos también que un ser humano empieza en unas células, sí que lo sabemos, pero es más fácil evadir la responsabilidad argumentando cualquier razón que carece de verdadera razón. Felicidades a todos quienes trabajan por defender la vida y a esas madres gestantes que han decidido seguir con su embarazo contra todas las tempestades que puedan venir. Abrazos fraternos.

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