Adventus 2023

ADVENTUS 2023

Breve observación sobre un cristianismo atávic “La joven está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” (Isaías 7, 14)
La voz ADVIENTO en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), reza: “Del latín Adventus ‘llegada’. En algunas Iglesias cristianas, tiempo litúrgico de preparación de la Navidad, en las cuatro semanas que la preceden”. Y esta última, NAVIDAD, reza: “Del latín tardío nativĭtas, -ātis ‘nacimiento’. En el mundo cristiano, festividad anual en la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo”.
Bien, en el orden natural, todo nacimiento, sirviéndonos de las definiciones del mismo DRAE, está precedido por el momento de la FECUNDACIÓN, esto es “la unión entre una célula reproductora masculina y una célula reproductora femenina que da origen a un nuevo ser”.
En el caso de Jesucristo, esto aconteció en el momento de la ANUNCIACIÓN.

“En el catolicismo, anuncio que el arcángel san Gabriel hizo a la Virgen del misterio de la encarnación” (Lucas 1, 26-38). Voz que alude también a la respectiva festividad litúrgica con la que la Iglesia la conmemora.
LITURGIA: “Del latín tardío liturgĭa, y este del griego λειτουργία leitourgía; propiamente ‘servicio, ministerio’. Orden y forma con que se llevan a cabo las ceremonias de culto en las distintas religiones”.
Para la voz ENCARNACIÓN, se consigna: “Del latín incarnatio, -ōnis. Acto misterioso de haber tomado carne humana el Verbo Divino en el seno de la Virgen María”.
Y para la voz MISTERIO: “Del latín mysterĭum, y este del griego μυστήριον mystḗrion. Cosa arcana o muy recóndita, que no se puede comprender o explicar”. En la religión cristiana, con esta voz se indica básicamente dos cosas. La primera: “Algo inaccesible a la razón y que debe ser objeto de fe”.

La segunda: “Cada uno de los pasos de la vida, pasión y muerte de Jesucristo, cuando se consideran por separado”.
Así tenemos pues los dos misterios que confluyen en el tiempo litúrgico del Adviento, Encarnación y Natividad, que nos deben llevar a SUPERAR -en este sentido indicado asimismo, por el DRAE: “Hacer algo mejor que en otras ocasiones”- aquello que aludimos como “un cristianismo atávico”.
De la voz ATAVISMO: “Del latín atăvus ‘cuarto abuelo’, ‘antepasado’ e -ismo. Comportamiento que hace pervivir ideas o formas de vida propias de los antepasados”.
LA ENCARNACIÓN. “Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1, 14). “En cada época, una de las tareas más importantes de los cristianos es recuperar el sentido de la encarnación. Sin la encarnación, el cristianismo se convierte en una ideología y la tentación de las ideologías cristianas, entre comillas, es muy actual; es la encarnación la que nos permite asombrarnos por la belleza que Cristo revela a través de cada hermano y hermana, de cada hombre y mujer” (JMJ-Portugal-2023. Papa Francisco. Encuentro con los jóvenes universitarios, jueves 3 de agosto).
Dos comentarios. El primero: sin Encarnación nuestra Caridad es vacía; mera buena intención como reza un himno litúrgico: “No basta con dar las gracias sin dar lo que las merece: a fuerza de gratitudes se vuelve la tierra estéril”. El segundo: sin Encarnación nuestra Esperanza es ilusa; “pajarillos en el aire”. En otras palabras: “si la fe no genera estilos de vida convincentes, no hace fermentar la masa del mundo” (Papa Francisco, allí mismo, a los jóvenes universitarios y tomando como base sus propios testimonios).
LA NATIVIDAD. “Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esta será la señal para ustedes: encontrarán a un recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lucas 2, 11-12). “¡El Mediterráneo, lo sabemos, es cuna de civilización, y una cuna es para la vida! No es tolerable que se convierta en tumba, y tampoco en lugar de conflicto (…) Desde su costa oriental, hace dos mil años, partió el Evangelio de Jesucristo. Su anuncio, naturalmente, no sucede por arte de magia y no se logra de una vez por todas.

Es el fruto de un camino en el que toda generación está llamada a recorrer un tramo, leyendo los signos de los tiempos en los que vive” (Papa Francisco. Audiencia general del 27 de septiembre de 2023. Catequesis. Viaje apostólico del Santo Padre a Marsella con ocasión de los “Encuentros del Mediterráneo”).
Aquí la breve observación entonces de aquello de “un cristianismo atávico”, repitámoslo, a ser superado. Asumir el Evangelio como magia que no como camino que, en las palabras del Papa Francisco, “toda generación está llamada a recorrer un tramo, leyendo los signos de los tiempos en los que vive”. MAGIA: “Del latín magīa, y este del griego μαγεία mageía. Arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a las leyes naturales”. EVANGELIO: “Del latín tardío evangelĭum, y este del griego εὐαγγέλιον euangélion; propiamente ‘buena nueva’. Historia de la vida, doctrina y milagros de Jesucristo, contenida en los cuatro relatos que llevan el nombre de los cuatro evangelistas y que integran con otros libros y epístolas el canon del Nuevo Testamento”. CANON: “Del latín canon, y este del griego κανών kanṓn. Catálogo de los libros tenidos por la Iglesia católica u otra confesión religiosa como auténticamente sagrados”. Estamos invitados, “Dios se propone, no se impone”, una vez más, a tomar ese “recién nacido” en nuestras manos y crecer con Él, hasta alcanzar el “estado de hombre perfecto, según la medida de la madurez de Cristo en su plenitud” (Efesios 4, 13).
ADOREMOS a Dios en el designio de asociar a la Virgen María a la obra de la salvación del mundo, como madre del cuerpo místico de Jesús.
El Espíritu Santo, que formó a Jesús en sus entrañas, quiere que Ella esté presente en la acción divina por la que Él forma a Cristo en el corazón del hombre.
DEMOS GRACIAS a Dios por haber hecho de ella nuestra madre, y por hacernos participar, también a nosotros, con ella, en la formación del cuerpo místico.
PIDAMOS PERDÓN por no haber orado lo bastante a María en nuestro trabajo apostólico.
IMPLOREMOS, por su intercesión, la gracia de colaborar mejor, unidos a ella, en la formación de Cristo en
nosotros y en nuestro prójimo.
(Oremos con san Juan Eudes, pág. 74).

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