Todos Los Santos – Solemnidad 1 de noviembre
Ing. Alexandra de Marín
Conductora del programa
“Familia puertas adentro”
Solemnidad 1 de noviembre
Todos Los Santos
“Sin el Espíritu Santo, nada Santo habrá en nuestras vidas”
Es el Espíritu Santo el que nos purifica y santifica mientras caminamos en este mundo y que al morir los difuntos que superen el Purgatorio, serán los Santos que gozarán de la Vida Eterna en la Presencia del Señor.
Para nuestra Iglesia Católica de Rito Latino, en la Solemnidad de Todos los Santos se nos invita a poner nuestra mirada en estos hombres y mujeres que se dejaron fascinar por la persona de nuestro Señor Jesucristo, por su vida y su obra.
Esta conmemoración que se celebra el 1 de noviembre se inició hacia el siglo IV, cuando el número de mártires llegó a ser muy alto y era muy difícil destinar un día del año para recordarlos. Por ello, la iglesia optó por hacer una celebración conjunta para honrar en un solo día a quienes ya habían alcanzado el cielo.
Estos santos, amigos de Dios y modelos de vida bienaventurada, interceden por nosotros animándonos a vivir y caminar confiados en el auxilio del Señor. También en este día, la iglesia nos invita a reflexionar sobre nuestra propia santidad, a la cual nos llama el Señor desde nuestro bautismo. La vocación a la Santidad según nuestros estados de vida es urgente de ser entendida por todos nosotros, los fieles laicos, porque no es solo una invitación para unos cuantos, sino para todos: “Sean Santos como vuestro Padre Celestial es Santo”. Mt. 5,48.
La santidad se gana con la ayuda del Señor y su Gracia, y con la ayuda de los Santos canonizados y también de los anónimos. Se gana con el compromiso diario de amar como Jesús amó, pensar y actuar como Jesús lo hizo, y al decidirnos a tomar la cruz y seguirlo.
La vida humana no termina con la muerte, es un paso que nos abre a la eternidad que no será sino la plenitud de dicha y paz en compañía de todos los elegidos del Señor. El misterio de lo que nos sucederá al final de nuestra vida como la muerte, el juicio y el destino eterno en lo que llamamos los “Novísimos” son motivo por tanto de atención en estas fiestas.
Pidamos al Señor que nos ayude a poner todas nuestras fuerzas por alcanzar lo más pronto esta futura Patria Celestial que nos ha preparado Jesús, donde formaremos parte del número de los Santos que lo alabaremos y amaremos por los siglos de los siglos.
“Cosas que ojo no vio, ni oído no oyó, ni han subido al corazón del hombre son las que Dios ha preparado para aquellos que le aman” (1 Co 2,9). Esta es la promesa que nos espera y a la que tenemos que aspirar como Santos y Santas elegidas de Dios.