Vía Crucis

VIA CRUCIS

El camino de la paz

Primera Estación

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Pilato continuó: “¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?”. Todos respondieron: “¡Que sea crucificado!”.
Entonces, Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.” (Mt 27, 22.26).
Emprender el camino hacia el Calvario, en compañía de Jesús, es un grito a la ESPERANZA. Es proclamar que la MUERTE que tanto se enmudece, se disfraza y se maquilla o que tanto se empeña en esconder el mundo, no tiene la palabra definitiva.
Hoy, proclamamos ante Jesús de Nazaret: • que su entrega no ha sido olvidada • que sus pasos, son huellas para ser seguidas • que, su condena, sirvió y sirve para que el hombre no se encuentre solo.
Jesús… ¡VEN A NUESTRO ENCUENTRO! Enséñanos que, lejos de condenar y enjuiciar, debemos ser más prudentes y comprensivos con los que nos rodean.

Acto de contrición

JESÚS, MI SEÑOR Y REDENTOR: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.
Señor Jesús, tú guías sabiamente la historia de tu Iglesia y de las naciones, escucha ahora nuestra súplica. Somos hijos de un mismo Padre que tú nos revelaste y no sabemos ser hermanos, y el odio siembra más miedo y más muerte. DANOS LA PAZ que promete tu Evangelio, aquella que el mundo no puede dar. Enséñanos a construirla como fruto de la Verdad y de la Justicia. Escucha la imploración de María Madre y envíanos tu Espíritu Santo, para reconciliar en una gran familia a los corazones y los pueblos.
Venga a nosotros el Reino del Amor, y confírmanos en la certeza de que tú estás con nosotros hasta el fin de los tiempos. Amén.

Segunda Estación

JESÚS CARGA CON LA CRUZ

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Yo solo me gloriaré en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo”. (Gal 6, 14).
La cruz, sea de madera, oro o de plata…no es para contemplarla: ES PARA SEGUIRLA y cuando viene…PARA ACOGERLA. Nos gusta llevar la Cruz como adorno y tal vez dejamos en el tintero que es signo y recuerdo de la entrega con más pasión y gratuidad vivida. Poco importa el peso de cada una de ellas; si son más o menos visibles; más o menos bonitas; más o menos llevaderas.
En nuestra personal vía dolorosa, el Señor, hoy y aquí, sigue diciendo: “quien quiera seguirme cargue con su cruz y me siga”. ¿Quién no tiene una cruz?
Como cristianos, Señor, sabemos que la fuerza nos viene de la cruz. Que en ella se esconde nuestra victoria y el secreto de nuestra felicidad. Ayúdanos a entender el valor del sacrificio y de la sinceridad de nuestros gestos en favor de los demás.

Tercera Estación

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“El llevó sobre la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Gracias a sus llagas, ustedes fueron curados”. (1Pe 2, 24).
Jesús cae y muerde, bajo la cruz, el polvo del camino. Y los hombres y mujeres de nuestro tiempo seguimos desmoronándonos bajo el peso de grandes maderos de dificultades y de falsas ascensiones peligrosas.
Unas cruces…nos vienen como la mala suerte de cada día. Otras tantas…nos las buscamos queriendo o sin querer. Otras, las cargamos injustamente sobre los hombros de los demás.
¡Cuántos miles de hombres y mujeres aplastados por la depresión y la tristeza, humillados por la violencia y la explotación! ¡Cuántos caídos Señor en nuestra tierra! Señor; tú que salvas y levantas al que a Ti te grita, no dejes que pasemos de largo sin ver a quienes están en el suelo bajo el peso de una cruz. Danos ojos para ver y manos para levantar.

Cuarta Estación

JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma, una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos»”. (Lc 2, 34-35).
Desde una esquina, de este Vía Crucis, María –tu madre- ha salido a tu encuentro. Lo ha hecho en esta noche a través de la presencia de todos nosotros.
Madre: ¡palabra que lo dice todo con pocas palabras!
• un gesto vale más que millones de palabras
• un silencio como toda la fuerza del mundo
• un amor encontradizo que inyecta vida.
Y, tu Madre, Señor, pone en esta ocasión
• El gesto: su presencia en este camino
• El silencio: la confianza en DIOS
• El amor: su fidelidad hasta el final.
Jesús; ayúdanos en esta noche, como María, a dar sin recibir nada a cambio…pero sobre todo a salir de las catacumbas de nuestra cobardía para dar razón de nuestra esperanza.

Quinta Estación

JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRINEO

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“Ayúdense mutuamente a llevar las cargas, y así cumplirán la Ley de Cristo.” (Gal 6, 2).
El sufrimiento ajeno produce temor, temblor y –a vecesindiferencia. Pero el sufrimiento de JESÚS pide ayuda y colaboración, servicio y alianza, fraternidad y solidaridad.
En esta noche… ¡todos somos cirineos! Con nuestra presencia y con nuestra oración. Empujamos desde aquí, con nuestra contemplación y súplica, a otras tantas cruces anónimas y conocidas, lejanas o cercanas en el espacio donde vivimos.
• Siempre será mejor dar que recibir
• Perder algo para salvar el mañana
• No dar cosas y sí ofrecer nuestro tiempo
Ayúdanos, Señor, en esta noche a construir un cielo nuevo y una tierra nueva arrimando y brindando nuestro hombro en toda situación que nos parezca injusta.

Sexta Estación

LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO A JESÚS

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“El creció como un r etoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra árida, sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos.
Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada.” (Is 53, 2-3).
Solo cuando consolamos y animamos a los que sangran podemos descubrir en nuestro pañuelo el rostro de CRISTO.
• Tranquilizar al que sufre…es descubrir a CRISTO doliente.
• Ayudar al que se cae… es levantar a Jesús caído.
• Escuchar al deprimido… es sentir el susurro del mismo DIOS.
• Secar las lágrimas del que llora… es poner el hombro al Nazareno.
Hoy, como ayer, todos podemos pintar el mejor lienzo de DIOS para nuestras casas y para nuestras vidas: haciendo el bien sin mirar a quien. El amor gratuito se da sin condiciones y sin mirar situaciones: simplemente… se regala.

Septima Estación

JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos, pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados, tanto judíos como griegos. Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres.” (1Cor 1, 22-25).
La vida de todos nosotros, a la corta o a la larga, está marcada por heridas profundas: soledad, fracaso, desprecio, falta de afecto, decepciones.
Queremos salir de un agujero, e irremediablemente nos precipitamos en otro. Pretendemos sonreír y lloramos; ansiamos levantarnos y, de nuevo, caemos bajo las cosas y los defectos de siempre. No nos dejes, Señor, despeñarnos en el fatalismo de la propia debilidad; no nos abandones aparcados en la insensibilidad; en dar por bueno lo que es mediocre; en ver como virtud lo que es defecto. No dejes, Señor,que se endurezca la piel al peso de la cruz de cada día. ¡Cuántos corazones arrugados por las cicatrices que, unos a otros, nos hacemos en el día a día! ¿Y nos decimos seguidores de Jesús? No podemos estar en el suelo. Hay que levantarse y regresar de situaciones que son contradictorias a la vida cristiana.

Octava Estación

JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES DE JERUSALEN

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.
Porque si así tratan a la leña verde, ¿qué será de la leña seca?».” (Lc 23, 28.31).
Nunca, nadie como Cristo, dio un papel tan protagonista a la mujer. Quiso beber del cántaro de la samaritana; perdonó a la que tanto amó; resucitó al hijo de aquella que le pedía con FE; se dejó embalsamar y querer por ellas…
Perdón SEÑOR en esta noche:
• Por no escuchar el llanto de los que sufren.
• Por vivir de espaldas a la recta conciencia.
• Por no ser agradecidos con el trabajo y el sacrificio de tantas mujeres.
• Por los maltratos que producen tantas muertes.
• Por las condenadas injustamente a la violación de sus derechos.

Novena Estación

JESÚS CAE EN TIERRA POR TERCERA VEZ

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca.” (Is 53, 7).
Solo tropieza quien anda Señor, pero, te confesamos, que los hombres y mujeres estamos en un constante accidente.
El camino del justo siempre resulta duro y pesado. Y el camino de muchos de nosotros, en cuantas ocasiones se hace plomizo y enredado por el peso de nuestras malas acciones.
¡Es fácil mirar a la cruz!¡Qué difícil resulta subir a ella!
¡Es fácil llevarla unos metros¡¡Qué ingrata se hace cuando caemos debajo de ella!
El caer, no es malo. Lo negativo es cuando no somos conscientes de que estamos arrastrados y de las veces que dinamitamos a los demás para que caigan. ¡Cuántas veces decimos “yo tengo la conciencia tranquila” cuando, lo importante, es “tenerla limpia” además de en calma!

Décima Estación

JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa «lugar del Cráneo», le dieron de beber vino con hiel. Él lo probó, pero no quiso tomarlo. Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron”. (Mt 27, 33-35).
Tú te empeñaste en desnudarte de la vida… para vestir al hombre con la eternidad. Nosotros nos empeñamos en engalanarnos, para aparentar una felicidad que nunca llega.
Queremos vivir como hermanos… y nos despojamos de la PAZ, que es el manto de la fraternidad.
Queremos compartir nuestros bienes… y acumulamos trastos como si fuéramos a vivir definitivamente en la tierra. Nunca, un cuerpo tan desnudo, irradió tanta riqueza: TODO POR DIOS. A la vida venimos limpios de todo ropaje, y al final de ella, todo lo que hemos conquistado, todos nuestros bienes, no nos puedes añadir ni un solo segundo para seguir existiendo. Tan solo la CARIDAD, es pasaporte que no caduca para entrar en el cielo.

Décima Primera Estación

JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia.” (Col 1, 24).
Ninguno de los que te hemos acompañado te vemos como fracasado.
Nos has atraído hacia Ti como el imán se hace con el hierro.
Te abandonaron y te insultaron, te clavaron y te traspasaron… pero, después de muchos siglos, nosotros SEÑOR seguimos creyendo en tu TRIUNFO por la Cruz y en la Cruz. Sabemos que ese doble madero es un trampolín que en el amanecer de nuestra vida nos disparará hasta la eternidad.
Supiste perdonar… al que te negó. Supiste amar… alque te traicionó.
Que veamos, Señor, desde lo alto de la cruz, el horizonte de las grandes o pequeñas hazañas que realizamos a favor de los demás.
Es mejor dejarse clavar, que clavar a los demás. Es mejor callar, que hablar de los demás. Es mejor sufrir, que hacer sufrir. Es de cristianos, acompañar en la cruz, y no poner más peso sobre ella.

Décima Segunda Estación

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús. Él, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: alcontrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz.” (Fil 2, 5-8)
No nos salva Señor tu cruz… sino el amor que ha muerto en ella. No nos salva, Señor, un madero… sino la sangre que Tú has derramado en ella.
Tu camino, Señor, nos conduce la luz de quien se fía de Dios. Nos descubre la fidelidad al servicio del hombre por el hombre.
SEGUIRTE A TI SEÑOR… no es querer ser mejor: ES QUERER SER DIFERENTE. Es apostar por un mundo nuevo donde brille la VIDA antes que la MUERTE, EL CORAZON antes que los instintos. La generosidad antes que el egoísmo.
No nos duela “morir en algo” por los demás. Comparando lo que hacemos, con lo que Él hizo, nos queda mucho por recorrer. Entre todos, poco a poco, hemos de ir completando lo que falta a la Pasión de Cristo. ¿En qué puedo morir un poco por los demás?

Décima Tercera Estación

JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“Porque Dios quiso que en Él residiera toda la Plenitud. Por Él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.” (Col 1, 19-20).
Todo se ha cumplido y no nos queda sino recoger, ayudando a María, el cuerpo de Jesús.
Su misión ha sido culminada. La obediencia llevada hasta el extremo. La Cruz alzada. El cuerpo traspasado. Los ojos cerrados. La sangre congelada.
Es la hora de recoger la fruta que ha sido exprimida. No hay mayor grandeza que la VIDA OFRECIDA.
No hay mayor testimonio que EL MORIR PARA QUE OTROS TENGAN VIDA No hay puerta que se resista en el cielo al grito de: ¡¡MISIÓN CUMPLIDA!!
¿Bajar de la cruz? ¿A quién? ¿Por qué?
Sí, a Cristo no lo podemos dejar en la cruz. Ni a Él, ni a nuestros hermanos. Para que el grano dé el ciento por uno, hay que saber enterrarlo bien. No pisotearlo.
¿Bajar de la cruz? Y, hoy, más que nunca. No necesitamos a un Cristo muerto. Lo queremos vivo y resucitado. ¡Bajémoslo!

Décima Cuarta Estación

JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO

V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
R/. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.
“Jesús les respondió: «Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar». Los judíos le dijeron: «Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero él se refería al templo de su cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado”. (Jn 2, 19-22).
Caminar con Jesús…es correr su misma suerte. Ayúdanos PADRE a tener una FE de RESURRECCIÓN. Que entendamos que todos nuestros seres queridos muertos han sido ya saludados y recogidos en espera de la mañana de la Pascua. Que cuando cerramos los ojos al mundo, es para abrirlos en otras calles, en otras estancias de una ciudad que nos espera. Ayúdanos a tener un corazón sencillo para entender que somos trigo que germinará en una nueva espiga.
Concédenos sentirte vivo y, sobre todo, que cuando llegue el instante de nuestra partida nos encuentres VELANDO EN ORACIÓN y CANTANDO TUS ALABANZAS. Te bendecimos, Señor, más que nunca en esta noche, porque sabemos que estás vivo y que todos los que creemos, te acompañamos y damos razón de tu existencia, nos encontraremos en ese lugar donde apunta y despunta ese madero que ahora te ha humillado.
El final del Vía crucis, lejos instalarse en el dolor y en la nada, vendrá marcado y coronado por la página más triunfante y brillante de Jesús: LA RESURRECCIÓN.
Descansa, Señor; descansa unas horas. Para que, después de unas horas y al tercer día, sepamos descubrir que, en el sepulcro vacío, está la verdad de todo lo que nos dijiste estando con vida.
Descansa, Señor; descansa por unas horas. Y cuando las tinieblas parezcan tener la palabra definitiva, entonces Tú, Señor, saldrás victorioso del sepulcro para decirnos que la muerte ya sido vencida. Que nuestra vida, futura y eterna, viene por ti y contigo asegurada. Amén.

ORACIÓN POR LA PAZ

Señor Jesús, tú eres nuestra paz, mira nuestra patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren. Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan. Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte, dales el don de la conversión. Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, a nuestros pueblos y comunidades. Que, como discípulos misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que, en ti, nuestro pueblo tenga vida digna. Amén.
María, Reina de la Paz, ruega por nosotros.

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Por María y la evangelización

Abramos nuestro corazón