La Asunción de la Virgen a los cielos en la creencia de los católicos y otros grupos cristianos de que María no murió sino que subió en cuerpo y alma al cielo.

Al principio se llamaba la Fiesta de la Dormición de la Virgen y así lo llaman los Ortodoxos y en el lugar que se cree hecho.

A través de la historia, el pueblo cristiano ha ido reflexionando y meditando en este misterio de fe manifestado en diferentes manifestaciones culturales y religiosas: oraciones y celebraciones, escritos, pinturas, arquitecturas.

Los santos padres y los teólogos, en las homilías y disertaciones  hablan de este acto como algo ya conocido y aceptado por los fieles y lo explican con toda precisión, procurando, sobre todo hacerles comprender que lo que se conmemora es el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen, no estuvo sujeto a la corrupción, a la vez que también se celebra su triunfo sobre la muerte y su glorificación en el cielo, a imitación de su Hijo Jesucristo.

Este misterio de fe fue definido el 1 de noviembre de 1950 como Dogma por el Papa Pío XII, después de consultar a todos los obispos del mundo, con la Constitución apostólica “Munificentisimus Deus” manifestando las siguientes palabras:

“Por eso, después que una y otra vez hemos elevado a Dios nuestras preces suplicantes e invocado la luz del Espíritu de Verdad, para gloria de Dios omnipotente que otorgó su particular benevolencia a la Virgen María, para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte, para aumento de la gloria de la misma augusta Madre, y gozo y regocijo de toda la Iglesia, por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.